sábado, 9 de junio de 2012

Diario de la Eurocopa: Día 1

Se acabó la larga espera. A las 18:00 del día de ayer echo a rodar el Tango 12. Arrancó la Eurocopa 2012 de Polonia y Ucrania. Y lo hizo con bastante fuerza, dejándonos dos partidos muy entretenidos más allá del nivel de fútbol visto en ambos. En el encuentro inaugural, se vio un partido disputado y emocionante, con dos equipos que dominaron un tiempo cada uno y en el que el empate se puede considerar justo para ambos equipos. Mientras, en el encuentro de las 20:45, Rusia dio un baño a la República Checa y demostró que no ha venido a esta Eurocopa como una comparsa, sino que puede hacer cosas importantes. Fue la noche de la vuelta de Arshavin y de la consagración de Dzagoev.

- Polonia 1-1 Grecia: La veteranía griega contrarresta el ímpetu polaco.
"El fútbol es un estado de ánimo". Con esta (acertada) frase definía Jorge Valdano el peso de la mente en el deporte del balompie. A esta frase se le puede extraer otra de significado similar: Un partido es un cúmulo de emociones. Durante los 90 minutos que dura un encuentro, es inconcebible la cantidad de pensamientos, sentimientos o impresiones que pueden pasar por las mentes de todos los protagonistas que forman parte de este espectáculo. Por ello, el control de las mismas se hace importantísimo a la hora de ganar un partido. Esto fue precisamente lo que ocurrió en el encuentro inaugural de la Eurocopa disputado ayer entre Polonia y Grecia. Mientras los griegos demostraron su capacidad para crecerse ante las adversidades, los polacos no fueron capaces de sobreponerse a los golpes que les sobrevinieron en la segunda parte. Los helenos perdían por 1-0 y estaban siendo claramente dominados en la primera mitad cuando llegó la injusta expulsión de Papasthopoulos (ninguna de las dos acciones que suponen las amarillas eran falta). Lo que pintaba como un panorama desalentador, los griegos lo transformaron gracias a su veteranía, oficio y a la gran gestión de su técnico a la hora de los cambios en una segunda parte en la que dominaron y en la que pudieron haber ganado si Karagounis no falla un penalti en el minuto 70. Pero empecemos desde el principio. Los dos equipos saltaban al terreno de juego con la certeza de que había mucho en juego, ya que ambos son candidatos a pasar junto a Rusia a la siguiente fase. No hubo sorpresas en Polonia y Smuda apostó por el once esperado distribuido en un 4-2-3-1, mientras que Santos hizo algunas modificaciones en su 4-3-3, dejado fuera a Salpingidis, dando entrada a Maniatis en el centro del campo y adelantando la posición de Ninis al extremo diestro. Así pues, los anfitriones empezaron más enchufados, con una marcha más en la intensidad y un mayor ímpetu que su rival. Los polacos orientaban el juego hacia su carril diestro. Allí encontraron un agujero donde Blaszczykowski y Piszczek originaban un 2x1 constante contra el lateral griego, ya que Samaras llegaba siempre tarde a la ayuda sobre su compañero. Este desajuste provocaba que siempre fuera uno de los dos centrales el que fuera a parar al hombre libre en el costado dejando un espacio que podía ser aprovechado por los delanteros polacos. Y así, en una de estas acciones, llegó el tanto de los locales, obra de Lewandowski tras centro de Piszczek. Tras el gol, Polonia optó por bajar lineas y replegarse un poquito más para aprovechar los espacios que dejara su rival, con un Lewandowski que ganaba cada lucha con los centrales helenos y la velocidad de los hombres de segunda línea. Grecia también puso de su parte, ya que además de sus problemas para defender el costado zurdo, había que añadirle sus dificultades en la salida de pelota. Samaras era la referencia para que bajara de espaldas y empezar a jugar a partir de él, pero el delantero del Celtic tan solo encontraba el apoyo de Karagounis para descargar, por lo que Grecia acumuló muy pocos instantes con la pelota en los primeros 25 minutos y solo cuando su rival se echó atrás empezaron a jugar en campo contrario aunque sin crear ningún peligro. En esto tuvo que ver mucho que ver Ninis, que cuajó un muy mal partido, sin entrar prácticamente en juego en ningún momento. Así pues, Polonia estaba cómoda y además llegó la expulsión del central del Panathinaikos, lo que parecía aclarar todavía más el panorama polaco y que desquiciaba por completo a su rival.    


Sin embargo, el guión cambió en la segunda parte. Fernando Santos introdujo dos cambios que cambiaron el signo del partido por completo: pasó a Karagounis a la posición de central, con lo que agilizaba la salida desde atrás del balón y solucionaba en parte uno de los problemas de la primera parte, y metió a Seitaridis en lugar del desaparecido Ninis. Esta última modificación fue un éxito, ya que además de aportar trabajo y despliegue físico, el futbolista del PAOK dio siempre una salida con su movimiento al espacio. Con el partido empatado, Polonia sufrió su primer revés y fue incapaz de volver a crear el peligro constante que había originado en la primera mitad. En esto también influyó Grecia, que mejoró su nivel atrás. Con el paso del tiempo, Santos hizo otro cambió y dio entrada a Fortounis al terreno de juego. Nada más entrar, el joven jugador metió un pase a la espalda de la defensa rival que Salpinguidis controló y acabó forzando un penalti, que supuso además la expulsión de Szczesny. Todo parecía en contra de Polonia, cuando apareció Tyton para convertirse en héroe nacional al detener el penalti a Karagounis, que no pudo completar su grandísimo partido con un gol que podría haber valido un triunfo. De ahí al final, Grecia dominó pero no hubo más ocasiones y el encuentro terminó con un empate justo y que deja abierta la situación de ambos conjuntos en el grupo. 

Rusia 4-1 R.Checa: Golpe de autoridad ruso.
Había dudas antes de iniciar esta Eurocopa sobre si Rusia, irregular como pocos tanto colectiva como individualmente, sería un rival serio en esta Eurocopa. Pues bien, gran parte de las dudas quedaron disipadas por un equipo ruso que dio una auténtica exhibición en su primer partido ante una República Checa que poco pudo hacer ante el poderío del equipo del este. Además, los de Advocaat tienen motivos para creer en todo si Arshavin y Dzagoev, sus jugadores más determinantes, juegan al nivel de ayer. El seleccionador ruso salió sin ninguna sorpresa, con su esperado 4-3-3 sin ningún cambio destacable. Mientras, en el otro bando Bilek sorprendía con su planteamiento y su once, del que dejaba fuera a Hubschman, su mejor especialista defensivo en el medio campo, para formar un doble pivote Plasil-Jiracek y con Rezek en la linea de detrás del punta, en un 4-2-3-1. Un equipo bastante ofensivo y que mostraba la intención de salir a dominar. De hecho, durante los primeros minutos fueron los checos los que tuvieron la pelota y los que intentaron llevar el peso del partido. Bilek además proyectó mucho a los dos laterales arriba para que así desactivaran a Dzagoev y Arshavin. Sin embargo, el planteamiento era muy arriesgado y el técnico checo acabó pagando su atrevimiento. En dos jugadas en la que los rusos salieron a la espalda de los dos mediocentros checos, marcaron dos goles que dejaban el partido bastante encarrilado. A partir de ahí, el equipo ruso dominó a su antojo el partido, controlando la pelota y el timming del encuentro. Destacaron todos los hombres de ataque del equipo de Advocaat. Especialmente relevante el partido de Arshavin, al que se le vio motivado y que mostró una versión muy buena de su nivel para lo que nos tenía acostumbrados últimamente, y Dzagoev, que fue el mejor del partido y además metió dos goles. Los dos estuvieron por encima del resto y fueron dueños del partido, jugando siempre a la espalda de los pivotes y creando peligro entre líneas. A ellos se sumaron Shirokov y Zyrianov, que firmaron un partidazo (especialmente el primero). Se asociaron a la perfección con las dos estrellas y llegaron con bastante peligro al área. Además, estos dos junto con Kerzhakov, al que solo le faltó el gol para completar su excelentísimo partido, mostraron unos automatismos ofensivos bastante interesantes, abriéndose muchas veces a los costados para descongestionar el carril central y así dejar mayor margen de maniobra a las dos estrellas. Por detrás, Malafeev alejó cualquier atisbo de peligro checo, Zhirkov recordó por momentos al lateral incombustible de Austria y Denisov se marcó un gran partido en el mediocampo. Tras el descanso, Bilek enmendó su error y metió a Hubschman en el partido para controlar mejor el poder ofensivo rival. Los checos se metieron en el partido con el gol de Pilar (el mejor de su equipo) tras una genialidad en forma de pase de Plasil. Pero no fue posible el milagro, entre otras cosas porque Rosicky hizo un partido horrendo y Baros se mostró muy apático. Rusia no perdió la calma y cambió un poco su guión: cedió más balón y se defendió, con la idea de salir en transición rápida para aprovechar los espacios que podía dejar su rival. Con el partido cada vez más roto, pudo haber sentenciado antes el conjunto de Advocaat pero Kerzhakov estuvo desatinado en la definición. Precisamente el delantero del Zenit fue sustituido por Pavlyucheko. Que en 17 minutos dio una asistencia y marcó un golazo que sentenciaron el encuentro.  



- Nombre del día: Alan Dzagoev.

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